lunes, 22 de abril de 2013

CRBZ: Situación Política Nacional ABRIL 2013 Unidad y Combate a la Contrarrevolución, Revisión y Rectificación Revolucionaria.


Introducción:

Una nueva fase en la lucha entre los dos bloques históricos antagónicos se ha ido abriendo paso en los últimos meses. Cambios sustantivos ha experimentado las correlaciones de fuerzas, cuya manifestación más próxima han sido los resultados electorales en la reciente jornada electoral del 14 de Abril. Si bien, no puede reducirse el análisis a los números que emanan de la práctica democrático-electoral (aún, en los marcos de la formalidad burguesa), sí son elementos indicativos que deben ser correctamente determinados y evaluados con objetividad, para extraer de ellos, las conclusiones políticas oportunas. 


Las elecciones recientes no representan una derrota en sí. El Bloque nacional y popular logró a pesar de una corta brecha electoral, un triunfo significativo e histórico. Con la ausencia gigante del Comandante en Jefe, Hugo Chávez, es decir con la dirección y conducción estratégica golpeada en su núcleo central, luego de 14 años de gobierno, con un sin número de errores y debilidades, tuvo que afrontar esta batalla en medio de dolor y el duelo, en medio de la incertidumbre y la reorganización de sus fuerzas.

Bajo el apremio de las circunstancias tuvimos que enfrentar un proceso relegitimador con un novel candidato. Asediados por el sabotaje económico y las operaciones psicológicas del enemigo, en medio de las comparaciones obligadas, con medidas económicas erróneas y a destiempo, con una campaña diseñada para un escenario que no es el nuestro, en medio de una separación efectiva entre gobierno/partido y pueblo organizado.

La contrarrevolución con candidato y campaña estructurada desde hace más de un año. Con experiencia, corrigiendo los errores, con debilidades evaluadas y sistematizadas luego del 7 de Octubre y del 16 de diciembre del año recién pasado. Ese fue parte del verdadero contexto del 14 de Abril.

La desaparición física del Comandante en Jefe y los resultados electorales del 14 de Abril, abrieron un nuevo escenario en esta larga confrontación nacional y de clases, que pasamos ahora a analizar en profundidad. 


El Bloque Contrarrevolucionario:

La contrarrevolución cipaya va configurando una nueva hegemonía interna, representada por la fracción neoliberal y transnacionalizada de la burguesía. El eje de esta fracción la conforman la oligarquía financiera (BOD, Mercantil, Provincial, Banesco, 100 % Banco, Banco Venezolano de Crédito, otros) por la agroindustria (grupo Polar, paradójicamente el mayor beneficiario de las transacciones con el SUCRE), los carteles mediáticos (Globovisión, Grupo Capriles, Televen, Venevisión). Se expresa políticamente en los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular, pero también en figuras como Leopoldo López, Henri Falcón, Gómez Cigala, Guillermo Aveledo, Carlos Ocariz, Julio Borges, Carlos Vecchio, entre otros, como núcleo ideológico. Este proceso que comenzó a zanjarse hace año y medio, mediante un golpe interno, se formalizó desde las primarias de febrero del 2012 en un vertiginoso diseño de imposición y de legitimación hacia el conjunto de la sociedad. El desplazamiento de la vieja partidocracia (AD y COPEI) ha tendido a consolidarse a pesar de las derrotas electorales en las presidenciales de octubre del 2012 y en las regionales de diciembre del mismo año. 

La vitalidad que expresa la ultraderecha política se debe, sin duda, a la fortaleza de su base económica y al apoyo incondicional del imperio norteamericano y europeo (rol de EEUU, España, Alemania y Francia). Las oligarquías regionales (Colombia y Chile, particularmente) no se han quedado atrás, en un esfuerzo externo por construir una opción clasista afín a sus intereses geo-políticos, geo-estratégicos y económico-financieros.

Esta fracción hegemónica, ha logrado importantes avances en la legitimación de su proyecto histórico, más allá del ocultamiento de su plataforma programática, mediante “la triangulación”(autocalificándose de “progresistas” - modelo “brasileño”),posiciona con fuerza su imagen de “cambio”, por lo tanto procura apropiarse en el imaginario colectivo de la frescura que representa transformar “lo viejo”, lo instituido, que discursivamente es representado por el oficialismo. Hay un avance notable en el campo ideológico por parte de la contrarrevolución, aunque disfraza y“enmascara” los contenidos del proyecto neoliberal, basa la construcción de su discurso en el ataque inclemente sobre las debilidades que expone el proceso bolivariano, principalmente en su espacio de gobernanza.

El campo de confrontación de las ideas, su espacio mediático han sido abordados con suma inteligencia por parte del enemigo. Un científico diseño de guerra psicológica, mediante ciclos de operaciones, ha logrado mellar la credibilidad y las fortalezas del proyecto histórico bolivariano (hoy chavista). Existen frustraciones y desgaste en la base popular. Los temas de la inseguridad ciudadana, del desabastecimiento, el acaparamiento y la especulación. Las fallas persistentes en los servicios básicos, principalmente el de la electricidad, han sido parte de una ofensiva contrarrevolucionaria que expone crudamente las incapacidades del proceso bolivariano para dar estabilidad al hecho de gobernar.

Las elecciones del 14 de abril y las movilizaciones desestabilizadoras que se propagaron inmediatamente, develan que un significativo sector popular ha sido envenenado por sus verdugos de clase. Si bien, la mayor parte de las manifestaciones de odio irracional la expresa una vez más la alta burguesía y la pequeña burguesía. Paradójicamente, ésta ha sido una de las grandes beneficiadas por las políticas sociales y económicas del gobierno, quienes las han jalado hacia arriba. Provienen en muchos casos de la baja burguesía o de sectores populares, renegando de esa condición, asumen la identidad de defensores del orden de los ricos, que es hacia donde apuntan sus expectativas de desarrollo. El patrón de consumo muestra cruelmente sus efectos. Son sectores de clase profundamente alienados, sobre los cuales las políticas de la revolución parecen no haber ejercido influencia ideológica. Son los segmentos más radicalizados que han mostrado una faceta fascistoide profundamente polarizada. Han atacado violentamente no sólo a ciudadanos políticamente afectos al proceso, sino a instalaciones que simbolizan a la Revolución Bolivariana, tales como edificaciones de la gran misión vivienda Venezuela, y particularmente los CDI, instalaciones que por su condición hospitalaria, son respetadas hasta en situaciones de guerra abierta. El odio de clase expuesto en estas jornadas insurreccionales manifiesta el grado de penetración de la ideología contrarrevolucionaria en su seno.

Los sectores populares sumados a las movilizaciones contrarrevolucionarias se han prestado para salir a defender los intereses de la burguesía transnacionalizada, la misma que los ha marginado, que les ha excluido, explotado y oprimido desde siempre. ¿Qué elementos han permitido estos grados de enajenación?

Es necesario asumir una profunda autocrítica para poder rectificar, recuperar y reimpulsar la acumulación de fuerzas revolucionarias.

Una vez más el patrón de consumo está aquí presente, pero quizás uno de los más importantes flancos surge de “la estética del poder que se ha ido imponiendo. Una casta burocrática ubicada allá en las esferas superiores de la pirámide social ha ido generando prácticas políticas y sociales profundamente dañinas. La corrupción descarada e impune, la militancia política como forma de ascenso social, la extensión del silicón como modelo no sólo mercantil de la mujer, sino que, además se ha ido posicionando al interior del funcionariado público como parte de su estructura dirigente, por el sólo hecho de estar ligada a los “jefes”. El consumismo desenfrenado expuesto como parte del poder. El amiguiguismo por sobre la eficiencia y las capacidades. Los grupos de poder cerrados y en permanentes enroques. Todo ello se ha ido configurando como una matriz cultural asociada al poder formal, que lejos está de ser un patrón de conducta revolucionario y coherente. La ética política parece haber sido desterrada a exposiciones fotográficas o discursos pasados de moda.

Los elementos que hacen parte de lo que hemos dado en llamar Los cinco molinos, es decir la ineficiencia, la ineficacia, la corrupción, el burocratismo y el reformismo, son elementos cotidianos que cruzan transversalmente la sociedad. Alcaldías, gobernaciones, ministerios, institutos, en todas partes estas desviaciones aparecen con naturalidad. Proyectos mil veces anunciados y nunca concretados. Obras que se ejecutan a medias, otras de malísima calidad. La desidia, la indiferencia. El poder popular socialista es relegado a los discursos, se imponen las prácticas clientelares, el verticalismo, el autoritarismo y el paternalismo. Estamos atrapados institucionalmente bajo los efectos de la cultura política cuarto republicana excedida por los efectos de una distribución de la renta petrolera generosa y constante.

Todos visualizamos estas cosas, en toda reunión, conversación formal e informal, en la buseta, en la esquina por todas partes emana la crítica, menos en aquellos que con la sobredosis de “las mieles del poder”, viven alienados en una república institucional que desprecia dicha crítica, la autocrítica o cualquier intento de rectificación. Bajo un sin número de descalificaciones se desacredita la opinión que cuestiona, se etiqueta, se margina y reprime. Sólo se premia la adulancia y la incondicionalidad. Así quedaron sepultadas bajo la alfombra las “3 erres” y las “3 erres al cuadrado”. 

El conjunto de estos elementos, nos permiten comprender por qué la contrarrevolución ha logrado por primera vez en estos 14 años penetrar en franjas del Pueblo más humilde, no sólo electoralmente, sino también en la movilización de sus adeptos.

La contrarrevolución se ha cualificado y ha crecido a costa de nuestros errores y desviaciones. Nos han tomado el pulso y no darán tregua a la ofensiva constante para revertir los avances sociales, políticos, económicos e ideológicos de la Revolución bolivariana.

Venezuela bolivariana es la joya de la corona para el Imperio, que no descansará con tal de recuperar su influencia sobre nuestra nación y sobre Nuestra América. Así que debemos estar claros que no habrá tregua, que el enemigo nacional y de clases continuará al acecho, que han logrado importantes avances y nos disputan la iniciativa estratégica. Que pueden pensar en el revocatorio, o en as elecciones de diputados en 2016, pero para el primero faltan tres años aún, lo que puede ser una eternidad. Continuarán a la ofensiva, para desgastar, para dividir, para debilitar, para obligarnos a la negociación y el pacto social o simplemente para derrocarnos.

El Bloque Revolucionario Chavista:

A lo largo de estos 14 años se ha ido conformando un bloque histórico que trae consigo el proyecto de la liberación nacional y el socialismo. Es una amalgama aún heterogénea en la cual el gobierno/partido ha sustentado la dirección política. El movimiento popular bolivariano ha crecido en conciencia, organización y movilización, sin embargo, su vertebración ideológica se fundía en el liderazgo del Comandante en Jefe Hugo Chávez Frías. 

La ausencia física del Comandante ha parido al Chavismo como expresión político-ideológica, como movimiento social-cultural, como fuerza y acumulado histórico. Tiene por ahora un marcado carácter policlasista y en su interior se desarrollará la lucha por la construcción de la hegemonía entre sus diferentes corrientes y tendencias. 

La fortaleza de este bloque histórico se sustenta en la necesaria unidad entre partido/gobierno, fuerzas políticas chavistas, movimiento popular y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Este, será un proceso que debe desenvolverse en medio de la agudizada lucha de clases, en un contexto en el cual, la contrarrevolución se ha fortalecido, ha medido las debilidades que expone el chavismo, y cual perro de pelea, se ha lanzado a morder para no soltar la presa.

Los desafíos inmediatos del chavismo implican no sólo derrotar la asonada golpista contrarrevolucionaria, sino que, estabilizar la situación económica, social y política nacional, reagrupar las fuerzas revolucionarias, legitimar un nuevo liderazgo y establecer una táctica política correcta que permita avanzar en la direccionalidad establecida en el Plan de la Patria 2013-2019.


El Gobierno/Partido (Psuvismo):

La dirección formal del proceso necesita demostrar capacidad de leer correctamente la situación nacional. Sus integrantes en gran parte han llegado a las esferas de dirección y conducción mediante el método de la cooptación. Muchos han hecho su vida militante en tareas de orden burocrático-institucional. Contados son los casos de cuadros que han emergido de luchas sociales, políticas o militares. Esto no es necesariamente malo, pero es reflejo de una realidad, en la cual el Comandante en Jefe necesitaba cuadros de confianza para la ejecución de tareas en base a un diseño estratégico determinado. 

La nueva realidad impone construir un liderazgo colectivo audaz, que desbloquee el impasse en el cual se encuentra. Ante la mayor parte de la base popular chavista, el burocratismo y la soberbia aparecen como males que inhiben una relación orgánica que tienda a la consolidación. No podemos asumir que el liderazgo chavista se trasladó mecánicamente a la figura del Presidente Nicolás Maduro, a su equipo de gobierno o la dirección del PSUV. Era el enorme peso moral del Comandante en Jefe Hugo Chávez, el que actuaba como portaviones para que el Pueblo reconociera los liderazgos que el proponía o instalaba en su entorno. Eso ya no existe. Debemos sincerar la relación interna del chavismo y de la dirigencia formal con el pueblo para poder pensar y actuar correctamente.

Probablemente en estos días se producirán cambios en el gabinete. Sabemos que eso es de exclusiva competencia del Compañero-Presidente Nicolás Maduro, pero esperamos que obedezca a reflexiones de carácter estratégico y que se considere no sólo los resultados de las elecciones recién pasadas, sino también, el escenario de confrontación clasista que se abrió con la muerte del Comandante en Jefe y los avances de la contrarrevolución burguesa. Cambios para rectificar, cambios para profundizar la revolución bolivariana, es lo que necesitamos. En ese contexto, es quizás en el ámbito económico donde encontramos parte de los mayores desafíos. ¿Cómo avanzar en la transición al socialismo? ¿Cómo asegurar un modelo productivo transicional que vaya superando la dependencia del rentismo petrolero? ¿Cómo superamos la fase de la distribución equitativa de dicha renta y avanzamos en un modelo de desarrollo que nos saque de los vaivenes coyunturales que amenazan constantemente a nuestra economía? ¿Cómo combatimos exitosamente el despilfarro y ordenamos de una vez las finanzas? ¿Cómo controlamos la especulación financiera y la fuga de capitales? ¿Como hacemos que funcionen las empresas básicas y reordenamos la inversión en infraestructura? ¿Cómo abordamos la soberanía alimentaria y superamos la dependencia de las importaciones? ¿Cómo superamos el patrón de consumo derrochador y enajenante? ¿Cómo desarrollamos una política económica y financiera única, centralizada y planificada? ¿Cómo hacemos de PDVSA una empresa estatal socialista sometida a la dirección política del estado y revertimos sus altos grados de autonomía?

La solución a la falta de la liquidez no la podemos encontrar permanentemente en medidas clásicas como la devaluación y regresivas como el aumento del IVA. Sólo baste ver el daño que provocó la devaluación de carnaval en términos cuantitativos al electorado chavista en las últimas elecciones presidenciales. Se afectó directamente el ingreso de los trabajadores, se desató la inflación, la especulación y el desabastecimiento. Existen múltiples medidas progresivas como el impuesto a los más ricos, a los que más ganan y tienen, al lujo. No es necesario buscar financiamiento externo ante la banca especulativa internacional. A ello siempre se opuso el Comandante en Jefe por los riesgos que para la independencia y soberanía que ello representa. Es posible endeudarse internamente con la banca criolla y en bolívares. Asunto que de paso puede significar una medida de control sobre este sector hegemónico de la burguesía criolla.

Pero también en lo político las medidas a tomar son fundamentales. Retomar el discurso del Comandante en Jefe, retomar “el Golpe de Timón” y los contenidos del Plan de la Patria 2013-2019. Reforzar el impulso, desarrollo y consolidación del Poder Popular Socialista, de las comunas y la insurgencia del Estado Comunal.

Son tiempos esencialmente políticos, de agudización y radicalización revolucionaria, en los cuales el discurso de la paz siempre será bienvenido, pero el cual debe estar acompañado de la firmeza, de la contundencia para derrotar a los enemigos que nos acechan. Nuestra palabra debe hacerse respetar, debe generar respeto en filas propias y contrarias, debe convocar a la beligerancia clasista y nacional de los que quieren hacer y construir la Patria. En este sentido consideramos absolutamente correcto y oportuno el emplazamiento a los actores políticos de la contrarrevolución a reconocer la institucionalidad o no ser reconocidos que se hizo en la Asamblea Nacional. ¿Hasta cuándo aparecemos como los mayores defensores de la legalidad burguesa, esa misma que la contrarrevolución usa cuando le conviene y reniega de ella a su antojo? El discurso del camarada Diosdado Cabello ha reforzado las posiciones chavistas y ha contenido las del enemigo. Creemos que ese es el camino.

Debemos salir de la posición de defensa en la cual nos encontramos y recuperar la fe en la victoria. Hacer resurgir las subjetividades, las pasiones populares adoloridas y dispersas. Todo ello es sin duda, fruto de la conmoción que nos ha generado la enfermedad y luego el fallecimiento del Comandante en Jefe, por un largo tiempo tendremos el corazón comprimido y reharemos nuestra moral en medio de las batallas por venir.

En estos campos no es sólo el papel del gobierno/partido el fundamental, sino también, el del movimiento popular chavista. La dirigencia formal del proceso debe salir del ostracismo y convocar a la unidad de todas las fuerzas políticas que hacen al chavismo y que tienen representación orgánica. La dirigencia formal del proceso debe entender el rol protagónico y participativo de las bases populares chavistas, es allí donde radica el poder, es el pueblo quien lo delega o lo revoca, es la convocatoria del sempiterno Comandante en Jefe a “mandar obedeciendo”, a la interpelación y la interlocución. Hasta ahora nada de eso se está practicando. 

La estrategia electoral fue altamente negativa. Fue una campaña farandulera diseñada por los amigos franceses para cualquier escenario, menos el venezolano. Claro que eso no es culpa de ellos, sino de quienes los contrataron. No nos ubicamos en la acera de la xenofobia y nada tenemos en contra de los galos, bienvenido el internacionalismo, el apoyo, pero es que ahora desde la vieja Europa pueden entender mejor la realidad que nosotros los que aquí hacemos, aquí vivimos, aquí revolucionamos? Una cosa es la asesoría, otra los complejos. Este es un País polarizado, radicalizado y desde estos enfoques fue que el Comandante en Jefe entendió la acumulación y construcción de fuerzas revolucionarias. Siempre al ataque, siempre con la iniciativa, siempre avanzando un paso, una posición, defendiendo cuando ameritaba, una vez desgastado el ataque enemigo, el contrataque con ímpetu y decisión. Siempre alfabetizando ideológicamente, siempre educando. Tampoco estamos en contra de los artistas que se plegaron al proceso, bienvenidos! Saludamos la valentía de los mismos, pero ello no implicaba marginar el contenido militante de la campaña. Fue un despliegue estético absolutamente coherente con un patrón de consumo que combatimos y necesitamos superar, había que exhibir alegría, muy bien, pero los estrategas de la campaña banalizaron los dolores. Fueron en su mayoría actividades superficiales, desorganizadas, que no respetaron el duelo y el sentido de la orfandad que aún nos embarga. Fue una campaña que no articuló, que no tendió a sumar, a moralizar a consolidar. Que no consideró a los aliados del Polo Patriótico ni a las organizaciones populares del chavismo. Hasta en esos espacios se impuso el sectarismo y la soberbia.

Los Partidos Chavistas.

Existe un amplio abanico de organizaciones políticas chavistas, las cuales se expresan en su mayoría como pequeñas franquicias electorales, que a pesar del sectarismo que impone la cúpula del PSUV, han ido cobrando relevancia debido a la estrechez de resultados comiciales, lo que las ha ido convirtiendo en factores determinantes a la hora de la captación de votos. Una parte importante del electorado chavista vota por estas fuerzas como una forma de castigo al oficialismo, pero manteniéndose en los canales del proceso bolivariano.

Sin embargo, también existen fuerzas orgánicas que tienen postulados políticos que identifican a ciertas franjas chavistas. Tales son los casos del PCV, del PPT y en menor medida el MEP y REDES. De éstos, son particularmente los dos primeros quienes tienen ciertos grados de desarrollo y estructuración orgánica nacional. El PPT luego de la separación del sector encabezado por José Albornoz, quienes se plegaron a la candidatura de HCR, ha ido recogiendo bajo la conducción de Rafael Uzcátegui el legado de Alfredo Maneiro, reivindicando el carácter progresista y revolucionario de sus orígenes. 

EL PCV tuvo destacados resultados electorales el 7 de Octubre del 2012 con más de 400 mil votos, parte de los cuáles pueden considerarse como castigo al PSUV, sin embargo para el 14 de Abril del 2013 bajó a casi la mitad de los mismos. El PCV expone una línea política con la cual las fuerzas revolucionarias compartimos amplios puntos de vista, sin embargo, ha sido imposible la articulación, la coordinación y la confluencia con ellos. El PCV tiene un acumulado histórico importante, es una referencia en el campo popular, con la cual es necesario contar a la hora de impulsar el viraje político por parte de las fuerzas más consecuentes del chavismo. 

El PPT a pesar del “maltrato” y del sectarismo oficial viene recuperando fuerzas, tanto a nivel del mundo de los trabajadores (entre otros en las empresas básicas de Guayana con “Acarigua”Rodriguez), como en diferentes espacios barriales y culturales. Potencialmente es una organización que también puede avanzar en influencia en sectores de las capas medias. Sus mayores dificultades se manifiestan en el éxodo de cuadros tanto al PSUV, como hacia filas opositoras, su aún fragilidad en los cuadros de dirección nacionales y regionales, como en su precariedad económica. Percibimos en su núcleo dirigente la voluntad política para avanzar en la confluencia de fuerzas revolucionarias, basadas en la movilización, en la AGP, en el debate ideológico y en la profundización y radicalización del proceso bolivariano.

REDES es hasta ahora una expresión esencialmente electoral. Tuvo su estreno en las elecciones de Octubre del 2012 con cerca de 200 mil votos, sufriendo la baja que afectó a casi todas las fuerzas en Abril, en algo más de un 50%. Su instalación en el escenario político ha sido fundamentalmente a través de la propaganda y de la vocería que ejerce el ex alcalde metropolitano Juan Barreto. En sí, REDES parece representar una suerte de confederación de organizaciones de base, lo que le otorga muchas potencialidades de crecimiento. Sin embargo, debe enfrentar el hecho de no convertirse en una marca electoral que refugie aspiraciones individuales o colectivas por acceder a cargos del poder formal. Tiene importantes colectivos en su seno, los cuales le otorgan legitimidad en franjas sociales significativas. La presencia de la Fundación “Alexis Vive” permite proyectar un importante desarrollo de esta fuerza política, en la medida que las influencias de este tipo de experiencia político, social, organizativas y autogestionarias asuman un rol más protagónico en la dirección y conducción de REDES. 

El Movimiento Popular Chavista.

Es el momento del bautizo de fuego del movimiento popular chavista. Una realidad que ha crecido exponencialmente a nivel nacional durante 14 años consecutivos. Que trae consigo en muchos casos antecedentes de luchas sociales y políticas, en otros, expresiones netamente chavistas surgidas desde la esencia de la Revolución de Chávez, el Comandante en Jefe. Existe en todos los rincones de la Patria y se expresa en colectivos, agrupaciones, frentes, movimientos. Hasta hace poco tiempo se articulaba a través de la imagen, del discurso y el relato que emanaba de la voz y ejemplo de nuestro guía y maestro. Hoy le toca superar cualitativamente su estado orgánico para vertebrarse regional y nacionalmente irrumpiendo como actor político y social en los tiempos de confrontación que se abrieron. Una de sus mayores potencialidades radica en su autonomía ideológica, el Poder Popular Socialista no puede subordinarse a una jerarquía institucional, responde a la decisión independiente de su base social. Es la construcción del poder constituyente que emerge desde abajo hacia arriba, que se teje y articula en forma de redes, para ir abriendo paso al estado comunal que deberá imponerse por sobre el estado oligárquico-burgués. En nuestro caso este proceso va caminado en una relación contradictoria con el poder formal, constituido. A veces ha sido subvencionado, en otras financiado, en algunas aislado de todo apoyo, como haya sido, se ha logrado abrir cauces, ha logrado irrumpir por los intersticios de la estructura formal para diseminarse entre la geografía física y social de la Venezuela bolivariana. 

Los mayores grados de desarrollo se concentran en espacios territoriales, lo que permite con mayor facilidad avanzar en la construcción del poder popular socialista, resumiendo en su seno las demandas concentradas de diferentes ámbitos de acción. Allí se encuentran trabajadores, amas de casa, jóvenes y niños, desempleados, misioneros que tienen la posibilidad de configurar un territorio autogobernado y auto gestionado. Es allí, cuando se elevan los grados de organización y conciencia donde también la seguridad se aborda desde una posición de poder autónoma y legitimada. Por qué en los territorios las principales amenazas están dadas por la presencia del narcotráfico y la delincuencia social organizada. No se trata de concebir una guerra social entre pobres, pero sí de imponer por la fuerza el desalojo de quienes a través de la cultura de la muerte y la intoxicación de nuestra juventud, pretenden quebrar la rebeldía y emancipación popular. Estamos ciertos que la droga es un arma impulsada por conceptos contrainsurgentes elaborados en los centros de poder del norte imperial y así deben ser enfrentados. En Caracas, Valencia, Puerto La Cruz, San Cristóbal hace presencia la Fundación “Alexis Vive” que además tiene una experiencia comunicacional notable con radio Arsenal 98.1 en Caracas. La Coordinadora Simón Bolívar y otras fuerzas agrupadas en el frente Patriótico de Izquierda (Corredor noroeste, Colectivo “Yumare”, Colectivo “la Libertad”, el Frente de Resistencia Tupamaro, y otros).
Pero también existe en forma de frentes sociales, ya sean estudiantiles, de género, de sexo diverso, pobladores, culturales, comunicacionales, con amplia experiencia y potencialidad. Experiencia con algunas de estas fuerzas hemos desarrollado en la APR, Asamblea Popular Revolucionaria (Anmcla, Surco, Movimiento de Pobladores, Sexo género diverso, colectivo feminista “la Araña”, Marea Socialista y otros.). Unos con mayor o menos grado de desarrollo, pero es necesario caracterizar y definir líneas de acción que tiendan a reforzar la confluencia revolucionaria. 
En el movimiento de los trabajadores y a pesar de la porfía de quienes aseguran que es imprescindible que el movimiento obrero sea la fuerza motriz del proceso revolucionario, los avances son pequeños y locales. Nuestra masa de trabajadores está compuesta por el enredado y descomunal espacio de los empleados públicos. La clase obrera industrial se encuentra cercada a las empresas básicas de Guayana, a la debilitada industria metal mecánica en Carabobo y Aragua, a los reductos obreros de PDVSA y a un porcentaje no pequeño de trabajadores eventuales en las empresas contratistas dependientes del estado, particularmente, complejo es el sindicalismo en la construcción. En el ámbito privado, pareciera ser que lograr un empleo en la Polar equivale a llegar a la aristocracia de un solo plumazo. Debemos reconocer que si bien el adequismo ha sido casi desterrado del mundo de los trabajadores, son sus prácticas sindicales las que siguen imponiéndose de rojo rojito. Más bien, el nuevo ingrediente puede ser señalado reproducción paramilitar o parapolítica, ligando las mafias sindicales, al sicariato, a la política local y regional, a las cárceles y sus pranes, al tráfico de drogas y la prostitución.

El movimiento de trabajadores clasista es muy pequeño y casi sin incidencia en grandes conglomerados sociales. La mayor parte de la dirección sindical resulta ser una fuerza para-patronal ligada al estado nacional o regional.

Como algunos teóricos sugieren, pudiera ser que con la transformación del proceso económico y productivo, que con la industrialización del país, pudiera emerger la tan solicitada “fuerza motriz” de la revolución socialista, hasta entonces nos toca “arar con estos bueyes” y en este caso más que entender que los trabajadores liberarán al conjunto de los explotados, serán parte de la conformación del sujeto histórico que habrá de imponer su proyecto liberador y emancipador. A pesar entonces de su estado de fragmentación, de división sectaria y alienación, es fundamental incrementar la organización y el desarrollo del movimiento de trabajadores clasistas cuyas expresiones locales deben profundizar su articulación y coordinación nacionales.

El movimiento campesino ha experimentado notables avances. Más allá de su pequeño peso demográfico (10 % de la población) ha mantenido la beligerancia desde los inicios de la Revolución Bolivariana. Ha incrementado sus niveles organizativos, sosteniendo la lucha en contra del latifundio y el capitalismo agrario. Es un espacio en el cual las comunas y las ciudades comunales han ido consolidando su desarrollo y en los cuales la militancia chavista se expresa en forma abrumadoramente mayoritaria. Existen dificultades para encarar el tema productivo, para colectivizar el trabajo y la ganancia, no sólo por las particularidades del campesinado, sino también por la práctica clientelar y paternalista del estado rentista. La transformación cultural y el valor del trabajo, de lo colectivo son desafíos que aún deben demostrar su viabilidad. El estado de ánimo y la combatividad del movimiento campesino son incuestionables, pero no deben asociarse mecánicamente con grados de conciencia. Sin embargo, es una franja social donde la hegemonía del chavismo es a toda prueba. 

El Movimiento Popular Chavista ha crecido, tiene fuertes expresiones orgánicas, pero aún débiles niveles de coordinación y de articulación. Sigue amenazado por la capacidad de disciplinamiento que ejerce la renta petrolera a través de la subvención y el clientelismo, de otra parte está obligado a profundizar sus niveles de anclaje social y de confrontación con la ideología contrarrevolucionaria que ha ido por la disputa de la población mediante una sostenida y potente campaña psicológica y alienante. Debemos evitar como MPC aislarnos de las “amplias masas” y quedar relegados a una suerte de batallón sobre ideologizado. En este sentido, la crítica, la autocrítica, las 3 erres, las 3 erres al cuadrado, la interpelación deben recogerse también en el trabajo de diario, en la batalla de las ideas y de la acción política revolucionaria. Debemos dar un salto cualitativo, que se exprese en que “sólo la revolución entre nosotros permitirá la revolución en Venezuela bolivariana” y cuyos ejes deben emerger de un profundo proceso de reflexión y debate, que debe hacerse al calor del proceso de rectificación interna y más aún, en medio de la agudización del conflicto de clases, en medio de la batalla desplegada con la contrarrevolución cipaya y el Imperio. 

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana 

El Comandante en Jefe entre los importantes legados que nos dejó, fue el comprender la esencia de lo que el denominaba la unión cívico-militar, que no es otra cosa que comprender que el Bloque Histórico. El Pueblo chavista, sus partidos, su gobierno y la FANB, son la trilogía que compone el alma, el espíritu del camino por la liberación nacional y el socialismo. Los militares venezolanos no volverán a ser “el brazo armado de la burguesía “a menos que se concrete una profunda contrarrevolución burguesa y esa pasaría necesariamente no sólo por la derrota política de la Revolución Bolivariana, sino por su derrota militar e ideológica.

En las horas difíciles de la enfermedad y luego fallecimiento del Gigante Hugo Chávez, la FANB han consolidado su posición patriótica y revolucionaria. Las contradicciones internas, las disidencias han sido derrotas. Que allí subsisten pequeños grupos anti nacionales y antipopulares, claros que los hay, como al interior de toda la sociedad venezolana, pero no pasan de ser una minoría rancia. Allí, lo que existe, es un férreo núcleo y liderazgo que avanza al igual que el resto del pueblo venezolano. Han pasado difíciles momentos, como todos nosotros, pero saben que este es el único camino posible, que cualquier otro es de claudicación y entrega no a la contrarrevolución cipaya, sino a los más infames intereses imperiales. 

El Comandante en Jefe revolucionó a Nuestra América, revolucionó a Venezuela y revolucionó como parte de ella, a las FANB. Estas saben que el liderazgo salió desde sus cuarteles, para hacerse nacional y continental. Ello son sus hijos y también sus guardianes. El legado de Hugo Chávez es patrimonio del Pueblo Pobre y de las mujeres y hombres que componen las FANB. Han demostrado en estas horas no sólo lealtad, mucho más que eso, se han colocado en la vanguardia en la defensa y consolidación de la Revolución Bolivariana. Chávez dignificó a su Pueblo y con ello a los militares, les señaló el rumbo de la soberanía y de la independencia, les marcó el futuro estratégico, que sólo puede ser socialista para realizarse. El que suponga que los militares “volverán” a sus cuarteles, definitivamente no entendió nada de lo que aquí ha sucedido. Las FANB y el pueblo no se replegarán del lugar que les corresponde en la construcción de esta historia común. La concreción del Bloque y la materialización del proyecto histórico nacional y popular pasa por la consolidación de la trilogía Pueblo-Gobierno/Partidos-FANB. Ese es el camino de la victoria estratégica.


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