miércoles, 12 de febrero de 2014

¡NECESARIO ES VENCER! JUVENTUD BOLIVARIANA: MOTOR DE LA REVOLUCIÓN




Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica, dijo Salvador Allende. Y es que la historia venezolana y la historia latinoamericana tienen entre sus páginas más gloriosas gestas y luchas que han tenido como protagonistas a los jóvenes.  La radicalidad, la rebeldía, la irreverencia, el coraje y la entrega juvenil dejaron su huella en las luchas independentistas de nuestros pueblos contra la Corona Española, en las luchas de liberación nacional contra el imperialismo, en las luchas sociales y guerrilleras por la construcción de una América distinta y en las luchas que actualmente los jóvenes desarrollan desde los liceos y universidades, el campo, los barrios, los cuarteles, los centros de trabajo, la cultura y el arte.
Cómo olvidar al joven Bolívar luchando por la Independencia Americana y, antes que él, al joven Lautaro derrotando al Imperio Español; cómo olvidar al joven Ernesto Guevara combatiendo por todo el continente, o a la joven Livia Gouverneur cayendo por sus ideales; cómo olvidar el grito de Córdoba, a los estudiantes de Tlatelolco o al joven Hugo Chávez conspirando y organizando almas desde el ejército. Son solo algunos ejemplos, pero de algo estamos claros: la sangre rebelde y revolucionaria corre por la sangre de los jóvenes latinoamericanos.

En estos días, cuando se conmemora un aniversario más de la Batalla de la Victoria, cuando cientos de estudiantes al mando de José Félix Ribas derrotaron a las fuerzas realistas, queremos recalcar el rol protagónico que deben tener los jóvenes en la Revolución Bolivariana.

El Imperio y la oligarquía criolla parasitaria sabe muy bien que la juventud venezolana aquella que participó de las luchas independistas, la que acompañó a Ezequiel Zamora, la que derrocó a Pérez Jiménez, la que se lanzó a la lucha guerrillera, la del Caracazo, la que acompañó al Comandante Chávez, es fuente de rebeldía. Es por esto que desde hace años viene desatando la más infame de las estrategias para acabar con su ímpetu libertario. Usando los medios de comunicación y el enorme aparato ideológico-cultural en sus manos, ha venido inculcando en la juventud venezolana, especialmente en los sectores populares, una cultura basada en el consumismo, el individualismo y la violencia; una verdadera cultura que exalta al pillo y al narcotraficante. Esto con el fin de enajenar y violentar a la juventud, para que prefieran estarse matando unos a otros a estar organizándose para aportar en el proceso de construcción socialista. Esto, sumado a la violencia dirigida y orquestada por la reacción, es uno de los principales factores que explican que sean los jóvenes las principales víctimas y protagonistas de la criminalidad y la violencia, y que generaciones enteras se pierdan bajo la sangre de las balas.

Por otra parte, esta cultura lleva consigo un blanqueo de la historia, es decir, hacer creer que todos los logros traducidos en beneficios sociales siempre estuvieron allí y no fueron fruto de estos años de lucha. A la juventud que nació en Revolución los oligopolios mediáticos poco les dicen sobre lo que había antes de Chávez y pretenden encausar toda la rebeldía juvenil hacia el rechazo y el combate al gobierno. Es mas, estar en contra del chavismo se ha convertido en una moda en ciertos sectores, sobretodo de clase media hacia arriba. Son estos jóvenes los que están siendo lanzados en estos días como carne de cañón por la oligarquía, la que espera que otros arriesguen sus vidas para ella terminar cosechando los frutos.

La juventud rebelde es aquella que está levantando consejos comunales y comunas, la que se emplea en las empresas socialistas, la que crea una nueva cultura urbana y callejera, la que desarrolla medios de comunicación alternativos, la que trabaja el campo para defender la soberanía alimentaria, la que estudia para contribuir al progreso de la patria, la que participa de las fuerzas armadas para defender la soberanía nacional. Esa es juventud rebelde, no aquella que dirigida desde los cómodos salones de Fedecaramas, Consecomercio, Venacham, Conindustrias, Fedeagro o los partidos de la MUD, sale a la calle para desatar el odio y la irracionalidad.

La cultura socialista es una cultura de la paz y el respeto, de la solidaridad y la ética, no los antivalores que la oligarquía y el imperialismo tratan de imponer a los jóvenes venezolanos. La batalla de la juventud debe ser una batalla contra esa cultura, contra esos mecanismos y sentidos comunes impuestos que vician a la sociedad. Debe ser una batalla para combatir el odio impuesto por aquellos que han visto amenazados sus privilegios. Una batalla que se da con ideas, con la creación de una nueva cultura, con la movilización en la calle, la defensa de las conquistas, la crítica irreverente pero constructiva y la apropiación de los espacios. Es una batalla también contra el adultocentrismo, contra aquellas visiones también presentes muchas veces en nuestro liderazgo formal, que ven a lo “juvenil” simplemente como algo pintoresco, como un entretenimiento para actos y conmemoraciones o como masa para las manifestaciones pero no como algo que tiene vida propia y aportes esenciales para profundizar el proceso revolucionario.

En la batalla que nos ha tocado dar, que hoy en día se desenvuelve principalmente en el campo económico, los jóvenes tienen un papel protagónico; deben ser la energía y motor en el combate contra la oligarquía y la sedición y también en la construcción del Poder Popular y de una nueva cultura que rompa con el conservadurismo cultural capitalista enajenante que aun prevalece.

Es una batalla larga, pero, como dijo José Félix Ribas aquel 12 de febrero de 1814, “ni aun podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer!”.

¡CHAVISMO ES COMUNA O NADA!
¡CON MADURO UNIDAD PATRIOTICA Y REVOLUCIONARIA!  




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